Comprar
una casa es una decisión importante que, más allá del factor
económico conlleva diferentes valores que giran en torno al deseo de
convertir esa nueva propiedad en un hogar confortable. Con el
objetivo de afrontar este proceso con las mayorías garantías
posibles y aprovechar al máximo las visitas concertadas es
importante prestar atención a diferentes cuestiones que ayudarán a
evitar sobresaltos de última hora.
El
primer punto relevante es apostar siempre por profesionales del
sector, una máxima que debe aplicarse desde el minuto cero. Por este
motivo acudir a espacios de referencia dentro de la actividad
inmobiliaria de una determinada provincia o comunidad autónoma es
una cuestión crucial. De acuerdo a esta filosofía de trabajo,
comprar
una vivienda en Barcelona con API.cat
se encuadra dentro de las alternativas mejor valoradas para ganar en
seguridad, confianza y tranquilidad.
Con
esta primera fase de selección superada, el siguiente paso es
activar bien todos los sentidos para sacar el máximo jugo posible e
información a las visitas que se realizan a las viviendas. Se trata
de un momento clave en el que no está de más llevar anotadas
algunas dudas o preguntas que se consideren interesantes sobre las
características de los inmuebles, estado de la propiedad o
condiciones de la operación.
“Es
interesante que los compradores reflexionen y anoten aquellas dudas o
preguntas que se les presentan para aprovechar al máximo las visitas
realizadas a los inmuebles y que no se quede nada en el tintero”
Un
trío de ases formado por las palabras limpieza, conservación y
mantenimiento
Una
vez en la vivienda, los futuros compradores deben activar su máquina
interna de Rayos X y evaluar el estado de la fachada y del exterior
del edificio que podría convertirse en su próximo hogar.
Atender al estado de conservación, las reformas visibles que algunos
propietarios puedan haber realizado, así como la limpieza
y mantenimiento de los accesos y zonas ajardinadas proporcionará
unos datos que no se deben pasar por alto.
Antes
de acceder al interior hay que estar al tanto de las inmediaciones en
las que se ubica la casa, atender a factores como el ruido, la
limpieza de la calle, el alumbrado o la presencia de comercios,
aspectos que harán a los futuros propietarios la vida más fácil o
por el contrario más incómoda.
El
exterior y las zonas comunes de las viviendas también deben pasar el
examen
Con
este chequeo completo, la ruta de observación debe continuar por las
zonas comunes de la propiedad para evaluar el estado de los
ascensores, las medidas de ahorro energético que se puedan haber
adoptado y la conservación del mobiliario común. Un momento en el
que no está de más ser observadores para tomar el pulso al día a
día de esa comunidad de vecinos y echar un ojo ante posibles notas
informativas que puedan indicar si hay deudas acumuladas o derramas.
A
partir de aquí llega el momento más esperado, el de entrar a la
vivienda en cuestión. Llegados a este punto hay que afinar
aún más el olfato e intentar visualizar si las dimensiones y
estructuras de la vivienda coinciden con lo que se buscaba.
Detectar la ubicación de ángulos, muros o pilares que puedan
dificultar posibles reformas, evaluar la calidad de los materiales
empleados, la ubicación de las ventanas, además de la orientación
de la vivienda. En caso de que se trate de un
piso amueblado también deberemos valorar el estado de los
mismos. Fijándonos en el número de armarios que tiene la casa, la
disposición de los cuartos de baño, la altura de los techos, además
de otro tipo de detalles como las puertas o los grifos.
Se
trata en definitiva de evaluar, estancia por estancia, si la vivienda
que se visita encaja con lo esperado o si, en el caso de tener que
afrontar algún tipo de obra, las mejoras podrían realizarse
destinando un presupuesto razonable y capaz de convertir ese inmueble
en la casa soñada.